El anarquista Michelle Pontolillo en huelga de hambre indefinida. LLIBERTAT PRESXS POLÍTICS/POLÍTIQUES!
Extret de a las barricadas:
El anarquista Michelle Pontolillo en huelga de hambre
indefinida.
Nuestro compañero Michelle Pontolillo ha decidido dar comienzo a una huelga de
hambre indefinida para protestar contra las detencione de 10 anarquistas
decretadas conjuntamente por los tribunales de Roma y Bolonia (Italia) el 27 de
mayo de 2005. Entre los detenidos se encuentra Lucia Rippa, compañera
sentimental de Michelle y madre de sus dos hijos. Una huelga de hambre supone un
ordago que se lanza al Estado y autoridaedes penitenciarias, una estrategia que
puede suponer la degradación físia total de quien la lleva acabo. Una huelga
de hambre no tine sentido si más allá de los muros no nos dsiponemos en
situación de conflictividad permanente El clima actual de represión
generalizada que se vive en el suelo italiano es fácilmente exportable allá
donde los individuos no acepten resignarse a su consición de subditos. ¿Cuanto
tiempo falta para que la situación se traslade a nuestras geografías más
cercanas?. ¿Quien puede decir que no erá el siguiente?.
La solidaridad no es palabra escrita. Guerra social por la anarquía
*Reproducimos la traducción de una carta de Michelle desde la cárcel de
Livorno en donde encuentra secuestrado:
Enunciación de los motivos que han inducido al preso Michelle Pontolillo ha
comenzar una huelga de hambre de protesta y de solidaridad en la cárcel de
Livorno.
¿Qué decir de los males que el hombre sufre del propio hombre como la pobreza,
el cautiverio, la infamia, la tortura, las insidias, la traición, las injurias,
los procesos?. ¿No era quizá Hobbes quien hablaba de homo hominis lupus?. Es
pura locura, no hay duda. El 27 de mayo de 2005 son arrestados en Bolonia siete
anarquistas con la increíble acusación de formar una asociación subversiva
con finalidad de subvertir el orden democrático aplicando el artículo 270 Bis
del Código Penal, el mismo artículo inventado por el Estado durante el
denominado periodo de emergencia a finales de los años 70. El potente Estado
con sus estructuras normativas, judiciales, disciplinarias, auxiliado por el
apabullante aparato represivo compuesto por miles de estúpidos mercenarios,
teme que siete frágiles individuos, puedan amenazar, ya sea lejanamente, su
indisoluble poder.
¿No es también esto locura?.
El Estado saca pecho. Incapaz de resolver los grandes y graves problemas que
turban y degradan a la población se inventa el enemigo, lo produce, le hace
endosar la piel del lobo y le da caza. Es conocido el proverbio según el cual
cuando una cosa no existe el mejor sistema es fingir que exista. ¿No es cierto
que hoy, casi como ayer, se está utilizando el cansancio democrático, la
nausea ante la nada, el desconcierto ante el desorden como aval de una nueva
situación histórica de excepción que demanda un nuevo autoritarismo
persuasivo y disuasivo, unificador de la ciudadanía en clientes y consumidores
de un sistema, un mercado, una represión centralizada?. Así es como el Estado
se apodera profusamente para construir los clientes del propio sistema
represivo, de la cárcel, de los dispositivos de control y vigilancia poniendo
jaulas allá donde debería existir solamente libertad. Pero, ¿quiénes son
estos subversivos duramente criminalizados por el Estado?. Simples
pertenecientes a aquellos sectores de la sociedad penalizados por la precarización
salarial, en la rica Italia berlusconiana, ejerciendo dos trabajos para asegurar
vida y dignidad a los propios hijos y asistir al marido desde hace nueve años
recluido en los GULAG occidentales. ¡Esta es la fuerza del Estado puesta en
marcha!. Bellacamente se encarniza contra los más débiles e indefensos, contra
quien con dificultad logra procurarse los medios de sustento de la vida y que
ciertamente no tiene tiempo para dedicarse a ridículas conspiraciones.
Leguleyo, ministros, procuradores, investigadores e inquisidores, con su voz de
asno rebuznan satisfacción y se complacen de su épica empresa.
¡¡¡Felicidades!!!!
Habéis arrestado a una peligrosa mama trabajadora. Willian Faulkner docet
cuando escribió que propiamente a quien no ha hecho nada se le puede hacer
cargar cualquier cosa. ¿Será entonces verdad que la vida humana no es otra
cosa que un juego de la locura? Démosle entonces la palabra a esta imperante
locura. Frente a este enésimo acto de prepotencia y de lapidaria injusticia
anuncio que desde el día 7 de junio de 2005 iniciaré una huelga de hambre a
ultranza hasta que la construcción fantástica contra mi adorada mujer Lucia
Rippa y por otro lado sus fantásticos cómplices no sea llevada de nuevo a la
realidad de las cosas con la única y esperada consecuencia de verla libre y
nuevamente dedicada al cuidado de sus hijos. Esta mía decisión esta
particularmente “dedicada” al insigne Doctor Enrico Di Nicola, procurador
jefe de la docta, gorda y culta Bolonia que ha probablemente ha confundido la
realidad con el mundo onírico. Mi acto de protesta pacífico esta además
dirigido a enfocar la atención sobre la monstruosidad de los delitos
asociativos tal y como son paridos actualmente por nuestro Código sancionador
según cual lo efímero, lo incalificable o lo etéreo se convierten en macizo
granito. Solicito a mi clase, al Proletariado italiano e internacional que
restaure la solidaridad de base, recupere la unidad de Clase y expulse de sus
dinámicas cotidianas los valores impuestos por el pensamiento neo-liberal, es
decir, la competitividad, jerarquía, falsa moral, sustituyéndolos por el apoyo
mutuo, la acción directa y la práctica de la Libertad con todo aquello que le
inspire el sentimiento de los Derechos, la Justicia y Solidaridad hacia los
otros. ¿Son necesarios otros argumentos para demostrar que el cenagal externo
del cual se viste la Democracia sirve para ocultar su atroz puño de hierro?
Este orden democrático no debe ser subvertido sino demolido hasta sus mismas raíces
para dejar espacio a un nuevo contrato social, un nuevo pacto de consorcio
humano, un mundo diferente.
Desde el centro de exterminio de Livorno, el marido, el compañero, el padre de
los hijos de Lucia Rippa.
Michelle Pontolillo
Livorno, 1º de junio de 2005.